Jornada miécoles 11/8

El juicio que se viene desarrollando en San Rafael por delitos de lesa humanidad ha pasado a cuarto intermedio hasta el próximo martes 17/8 ha raíz del pedido de prisión domiciliaria que ha efectuado la querella. La decisión, que está en manos de los magistrados, seguramente se dará a conocer cuando se retome el debate.
Les dejamos la nota que sacó hoy mediamza.com

Fiscalía: “No hay razón para que los imputados reciban prisión domiciliaria”

El primer testigo que declaró esta mañana fue Roberto Reyes Aramayo. Ya lo había hecho el 28 de Julio cuando contó que recibió entrenamiento por parte de los Rangers Norteamericanos para la lucha contra “la subversión”. El Tribunal le había pedido que volviera y llevara el manual de instrucción norteamericana.

Hizo aquel curso por recomendación de su padre que siempre lo empujó a hacer ese y otros cursos, ya que esa sería una manera de ascender más rápidamente en la carrera policial y militar. En su declaración anterior, el testigo aseguró que nunca tuvo que llevar a la práctica lo aprendido en el Norte argentino.

El Tribunal y las partes le consultaron en esta oportunidad a cerca de la metodología que utilizaban los militares entrenados en esos cursos para “sacarle respuestas” a los detenidos. “Hacíamos tortura psicológica. Eso es sentar a un detenido y esperar que hable”. Para Aramayo el sólo hecho de estar detenido ya es una tortura en sí misma.

Hace varios días que la defensa de los imputados viene pidiendo prisión domiciliaria para los mismos, amparándose en enfermedades que sufren, y luego también, del deceso de José Mussere en la cárcel de San Rafael. Hoy la fiscalía citó jurisprudencia para explicar por qué los detenidos no deben recibir prisión domiciliaria. Guevara es menor de 70 años y no posee enfermedades que lo justifiquen. En cuanto a Ruiz Soppe y Labarta, ya pasaron esa edad pero esta causa es sobre delitos de Lesa Humanidad y tampoco poseen enfermedades que indiquen posibilidad de muerte. Por otra parte pesa una denuncia por amenazas a la familia Dauverné por parte de Labarta. No obstante la fiscalía pidió que se les hagan los tratamientos médicos necesarios.

Por más de dos horas declaró después Hipólito “Poroto” Sosa, hombre de 84 años que trabajó en Investigaciones durante los años de la dictadura. Explicó que trabajó en el D2 antes de que el edificio se trasladara a la casa de Comandante Salas al 130, donde el Dr. Dauverné denunció recientemente que habría documentos tirados en un pozo en el patio de esa vivienda. El jefe de Sosa de aquellos años era quien hoy es el actual Comisario retirado Oscar Pérez que integra en Consejo de Seguridad de San Rafael.

Este policía hacía trabajos de inteligencia. Estaba de civil y una de sus tareas era recabar información en reuniones. Hacía seguimiento de gremialistas. Por ejemplo, él sabía que Susana Sanz era amiga de Dauverné y esa información era puesta en ficheros en el D2, información que luego podía ser utilizada por otras fuerzas. “Labarta tenía las mismas funciones que yo, éramos compañeros, pero yo no sé exactamente qué hacía”, dijo. Llamó la atención que Sosa, al igual que otros testigos relacionados con las fuerzas de seguridad, aseguró que “se enteró que en San Rafael hubo desaparecidos hace dos meses por el diario”.

Conoció a Francisco Tripiana. Lo describió como un hombre que “hablaba siempre de derrocar al gobierno” y siempre estaba con gremialistas, aunque nunca lo vio armado.

Después de Sosa le tocó el turno a Sergio Chaki, que trabajaba antes de la dictadura en una fiscalía de Tribunales. Fue detenido en su oficina, sacado a punta de pistola y llevado a uno de los calabozos que existen allí mismo. En esas celdas se encontró con el padre del Dr. Dauverné y con su yerno, Hugo Riera, el entonces Director de la DGI, Quinteros, Barahona, Porras y Martínez Baca entre otros junto al ahora desaparecido Osorio.

Un tiempo después fue detenida su esposa también, y puesta en libertad al mes. Él permaneció 4 meses y luego también pudo irse, aunque con miedo de que fuera una falsa libertad y que terminara desaparecido como muchos que lo precedieron.

Le quedaron algunas secuelas por las torturas que recibió, como temblores en la voz. El Mayor Suárez y Mussere iban todas las noches y no los dejaban dormir. Contó que el entonces Teniente Guevara “los bailó” y a algunos les simuló que los fusilaba. A otro detenido le hicieron el denominado “submarino húmedo” delante de ellos. “Nosotros éramos perejiles, ellos buscaban que alguien se quebrara”, dijo Chaki.

Una vez los visitó un capellán del Ejército, llamado Franco Revérveri que ya fue citado a declarar ante el Tribunal. Actualmente es párroco en Salto de las Rosas. Chaki dijo que un día lo vio al capellán llegar con un bulto debajo de la sotana “aunque no sé qué era”. “¿No sería un arma?”, preguntó el Dr. Burad para la risa del público y hasta del resto de los magistrados. “Puede ser”, respondió el testigo.

“No puedo entender cómo se demoró tanto este juicio. No puedo entender que los jueces de esa época miraran para otro lado y no tuvieron el menor sentido ético para renunciar. San Rafael era chico, conservador e hipócritamente cristiano”, dijo para finalizar su declaración.